martes, 1 de abril de 2014

"Muerte y vida"

Con esta entrada  se cierra el bloque de espacios públicos y ciudad, reflexionando acerca de las ideas que la autora  Jane Jacobs refleja en su texto “Muerte y vida delas grandes ciudades”. Del cual queremos destacar una frase que dice “El civismo no se aprende a golpe de normativa”, de la cual se entiende que el ser un ciudadano cívico no se aprende sólo porque haya una serie normas impuestas,  sino a través de la práctica, en la calle mediante la observación, en contacto con la ciudadanía. Como diría la autora que solo se puede aprender la vida en sociedad, jugando en la calle.
 Como educadores sociales nos influye, tanto el modelo de ciudad en el que nos hemos criado como el modelo de ciudad en el que vivimos porque a la hora de trabajar trasmitiremos ese modelo, aunque el educador o educadora social debe adaptarse a cada contexto.

Jane Jacobs expresa como anteriormente las ciudades eran mediterráneas, se veía como una ciudad apretada, es decir, la gente buscaba agruparse para protegerse. En cambio, en la ciudad moderna la gente busca dispersarse. Además se inventan usos por barrios, sumando a esto diferentes usos a los seres humanos.
En las ciudades modernas está la zona de fiesta por un lado, la zona comercial por otro… La gente se tiene que ir desplazando según lo que quiera hacer, lo que hace que aumente el uso del transporte privado. Además al segregar los espacios, se genera más inseguridad. Porque al quedar vacíos provoca inseguridad, creando barrios sin vida no funcionales.


En el texto se dice que un barrio tiene que combinar dos cosas, seguridad e intimidad. Hay que buscar o crear espacios con ambas características para la persona y nuestro deber como educadores sociales es fomentarlos. Porque que tengas que ser “visto y oído” como se dice en el texto, no significa que tengas que ser controlado, anulado.

La autora hace una relación de sus ideas con la terapia de Gestalt, la cual plantea un vínculo sano, que hace referencia al contacto-retirada. Si nos educamos de forma sana iremos dejando la independencia y sabremos decir no cuando haya que decirlo. La terapia de Gestalt  dice que el ser humano no es un organismo independiente, sino dependiente, porque tiene que satisfacer sus necesidades sobre todo cuando somos pequeños. Crecer es un tema de responsabilidades, toma de decisiones, autonomía, etc  y necesitamos del otro para vivir en sociedad por lo tanto, somos interdependientes. Lo que dice Jane Jacobs es que esta relación con los demás requiere un movimiento.  Necesitamos en un momento un contacto con el mundo, y al mismo tiempo retirarse del mismo. Puede haber un exceso de contacto al tener una actuación infantil, es decir, necesitar siempre la aprobación de los demás. Siendo más difícil la retirada, la individualización o poner un límite. También hay una retirada continua como podría ser el autismo o alguien que sea psicópata porque no necesita una ayuda o le cuesta pedir ayuda, mostrarse vulnerable, sin necesitar la aprobación de nadie a la hora de hacer algo. Pero se puede decir que siempre hay un contacto y que no hay paso para la intimidad.

Para Jane Jacobs marca esa seguridad de la que se habla la ciudad mediterránea, porque todos los espacios tenían vida, sin estar vacíos, permitiendo un continuo contacto y al mismo tiempo respetando la intimidad porque son relaciones superficiales pero muy importantes.

En la actualidad, nuestra obsesión por la seguridad está anulando nuestra intimidad, hay más cámaras, policías, vigilancia… No estamos en casa porque la calle sea insegura sino que al estar en casa y dejar la calle vacía, ésta se vuelve insegura.
La calle es un lugar de anonimato en las grandes ciudades, habiendo una relación de seguridad e intimidad; nadie va mirando a los ojos directamente porque hay un mínimo de intimidad, pero a la vez seguridad ya que transcurre la gente a tu alrededor.
Desde la animación sociocultural para lograr esa relación de la que se habla es importante crear espacios públicos para la intervención y  el encuentro, haciendo actividades en esos espacios, hacer que los niños se relaciones con adultos… Antes la calle era mucho más segura porque estaba más habitada, no porque la gente antes era más buena sino porque la gente estaba en la calle.

La autora no solo habla de urbanismos, sino que también resalta la educación, haciendo referencia a la frase << una calle segura,  es una calle donde hay niños jugando>> << no son los espacios y equipamientos los que educan a los niños, sino que son las personas>>. Los niños tienen que jugar en la calle porque si juegan en equipamientos cerrado no interactúan con otras personas que no sean niños, no surgen conflictos, negando ese contacto… Es como que no ven el mundo, lo ven por la tele pero no distinguen lo ficticio de lo real. Por lo tanto, para aprender las normas cívicas tienen que transitar por las calles.


Como educadores sociales tenemos que pensar mucho en la responsabilidad civil que asumimos, ya que nuestro propósito será tanto la unión de la vecindad y al mismo tiempo un respeto e intimidad entre ellos.



Desde la animación sociocultural, el grupo de trabajo del blog no sólo se quiere quedar en la crítica del texto comentado anteriormente, en el cual se critica la estructura de la ciudad y la importancia que tenía el transporte frente a los ciudadanos, más específicamente hacia los niños, por lo que se ha buscado diversos proyectos educativos en los que se pretende dar un lugar a los niños en la ciudad y de esta manera interactúen en ella de forma segura.

Un ejemplo de estos proyectos educativos es desarrollado en Madrid, llamado "Madrid a pie, camino seguro al cole en el cual La infancia, la escuela y la ciudad son los protagonistas de este proyecto que, partiendo de la capacidad que tienen los escolares para proponer mejoras en su barrio, han conseguido un camino escolar más seguro para que los niños lo puedan realizar andando. Teniendo en cuenta las necesidades de la infancia y las reflexiones conjuntas del profesorado, familias, alumnado y otros agentes implicados, el proyecto suma calidad a la ciudad haciéndola más segura, saludable y sostenible ya que permite a los peatones recuperar el espacio público. Como afirma Francesco Tonucci: “lo que es bueno para la infancia, es bueno para todos”, la infancia se convierte así en un parámetro de calidad para la vida urbana.
El camino escolar es también una oportunidad para fomentar la autonomía de la infancia en la ciudad, ya que ayuda a los niños en la construcción de una percepción de seguridad del entorno, y en la adquisición de nuevas relaciones y aprendizajes que fomentarán la confianza mutua con adultos y las oportunidades de ser responsable con su ciudad.

Los objetivos de dicho proyecto se agrupan en apartados.

Para la ciudad:
- Contribuir, mediante las aportaciones de los niños y niñas, a que Madrid sea una ciudad más habitable, segura y sostenible.

Para la infancia:
- Facilitar la participación, requisito para su maduración ciudadana.
- Fomentar su autonomía, haciendo del camino escolar un espacio seguro y de convivencia.

Para la escuela:
- Ofrecer instrumentos de ayuda en el desarrollo de la tarea educativa.
- Facilitar la relación entre la institución escolar y la municipal buscando el apoyo mutuo en la tarea de formar ciudadanos autónomos.

Para toda la población:
- Mejorar la coordinación y cooperación entre los servicios municipales y la ciudadanía.
- Mejorar la movilidad, la salud y la calidad del aire, potenciando hábitos de transporte más saludables.

A continuación se pone el enlace del Proyecto Educativo para quien le interese echarle un vistazo.


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